Der Mond über Sacromonte: Höhlen, Mythen und Flamenco
La Luna sobre el Sacromonte: Cuevas, Mitos y Flamenco
Granada – Sacromonte ist ein Mythos im mit Mythen vollgestopften Granada. Sacromonte, das kleine Viertel mit der viel zu großen Abtei obenauf, das Armenviertel mit dem Luxus-Panoramablick auf die Alhambra mit ihren Palästen und die Sierra Nevada. Gerade 528 Menschen wohnen offiziell hier, im Wurmfortsatz des Albaicín, des magischen Maurenviertels. Sacromonte, das sind seine Höhlenwohnungen, die Geschichten der Gitanos, die hier lebten, vertrieben wurden und wiederkamen. Sacromonte, das ist Bühne und Quelle für den Dichter Lorca, dessen „Romancero gitano“ dort herumstreifte und dessen „Bluthochzeit“ aus den Tragödien schöpfte. Seine Verse sind wie anarchistische Parolen auf Wände von Häusern und Mauern gesprüht, so als wären sie noch verboten. Sacromonte ist all das, Poesie und Chaos.
Granada – El Sacromonte es un mito en la Granada llena de mitos. Sacromonte, el pequeño barrio con la abadía demasiado grande en lo alto, el barrio pobre con la lujosa vista panorámica de la Alhambra con sus palacios y Sierra Nevada. Sólo 528 personas viven oficialmente aquí, en la prolongación del gusano del Albaicín, el mágico barrio morisco. Sacromonte, es decir, sus casas cueva, las historias de los gitanos que vivieron aquí, fueron expulsados y volvieron. Sacromonte, que es escenario y fuente para el poeta Lorca, cuyo «Romancero gitano» vagó por allí y cuyas «Bodas de sangre» extrajo de las tragedias. Sus versos están rociados como consignas anarquistas en paredes de casas y muros, como si aún estuvieran prohibidos. Sacromonte es todo eso, poesía y caos.
Poesie und Chaos: Sacromonte ist, schließlich, eine der Wiegen des Flamenco, der als Kleinkind mit verlotterten Morisken-Kindern Fangen spielte und sang und der die Reime und Rhythmen seiner „primos“ mit ins Heute nahm, deren Tränen so allabendlich von allen Bühnen auf die Holzbretter tropfen können, in Sacromonte, Granada, das ihnen einst die Welt bedeutete. Die Gitanos singen und spielen vor Touristen, also meist gegen Wände, aber sie singen auch für sich. „Authentisch“ nennen die Touristenführer das dann. Man weiß es nicht, vielleicht veralbern sie uns auch nur oder zocken uns ab. „Bulería“ kommt ja von bulear, sich über etwas lustig machen. Sacromonte ist kein Stadtviertel, sondern eine dunkle Burleske im 6/8-Takt einer klappernden Mühle am rauschenden Bach.
Poesía y caos: el Sacromonte es, al fin y al cabo, una de las cunas del flamenco, que de pequeño jugaba al pilla-pilla y cantaba con niños moriscos rufianes y que llevó consigo hasta nuestros días las rimas y los ritmos de sus «primos», cuyas lágrimas pueden gotear así cada noche desde todos los escenarios sobre las tablas de madera, en el Sacromonte granadino, que una vez significaron el mundo para ellos. Los gitanos cantan y tocan delante de los turistas, así que casi siempre contra las paredes, pero también cantan para sí mismos. «Auténtico» lo llaman entonces las guías turísticas. No lo sabemos, quizá nos toman el pelo o nos timan. «Bulería» viene de bulear, burlarse de algo. El Sacromonte no es un barrio, sino una oscura burlesca en compás de 6/8 de un molino que traquetea junto a un riachuelo.
Unsere Einladung soll Sie zu einem Spaziergang locken, nur ein paar Meter hinter dem ausgetrampeltsten aller ausgetrampelten Touristenpfade Andalusiens, dem Paseo de los tristes am Darro-Fluss. Dort, wo der Weg nach links oben Richtung Albaicín abbiegt, direkt am Palacio de los Córdova, dem schönsten Hochzeitsort Granadas, biegen Sie mit, gehen aber die erste Straße wieder nach rechts: Camino del Sacromonte. Und dann immer wellig geradeaus, den Gerüchen von Eintopf und wildem Fenchel nach, der Spur des Marihuanas folgend, das aus den Flamenco-Kaschemmen drängt und sich mit dem Rauch der Kanonenöfchen vermischt. Vor lustig bemalten Häuschen stehen grell lackierte Stühle, sie verkaufen Bier, Wein, Souvenirs und Konzerttickets für den Abend. Es gibt Flamencoschulen und ein Auditorium im Gebüsch, hier leben und spielen nicht einfach Flamenco-Familien, es sind ganze Dynastien. Hier darf jeder mal König sein.
Le invitamos a dar un paseo unos metros más allá del más trillado de los trillados caminos turísticos de Andalucía, el Paseo de los tristes junto al río Darro. Donde el camino gira a la izquierda en dirección al Albaicín, justo al lado del Palacio de los Córdova, el lugar más bello de Granada para celebrar bodas, gire con él, pero tome de nuevo la primera calle a la derecha: el Camino del Sacromonte. Y luego siga recto, siguiendo los olores a puchero y a hinojo silvestre, el rastro de marihuana que sale de los bares flamencos y se mezcla con el humo de las estufas de cañón. Sillas pintadas de vivos colores se alzan frente a graciosas casas pintadas, vendiendo cerveza, vino, recuerdos y entradas para los conciertos de la noche. Hay escuelas de flamenco y un auditorio entre los matorrales. Aquí no sólo viven y tocan familias flamencas, hay dinastías enteras. Aquí todo el mundo puede ser rey.
100 Meter nach „außer Atem“ sind wir da, im tief in den Bergfalten versteckten Gitano-Viertel, das die Stadt Granada zum Freilichtmuseum „Cuevas de Sacromonte“ gemacht und so gerettet hat. Auf die Frage an den Einlasser, bis wann die Höhlen denn bewohnt waren, kam erst ein vorsichtiges „in den 1970-ern zogen die Bewohner hier weg“. Erst wenn der Besucher Interesse zeigt, wird der Mann warm, „Sie wurden vertrieben, zwangsumgesiedelt“, ergänzt er nun. In Neubaublöcke, die sie beziehen durften, wenn sie für Elendslohn in Fabriken, auf Feldern oder in Minen schufteten. Integration nannten sie das, nicht nur zur Franco-Zeit.
100 metros después de «sin aliento» estamos allí, en el barrio gitano escondido en lo más profundo de los pliegues de la montaña, que la ciudad de Granada ha convertido en el museo al aire libre «Cuevas de Sacromonte» y así ha salvado. Cuando el visitante pregunta cuándo estuvieron habitadas las cuevas, la primera respuesta es un cauto «los habitantes se marcharon en los años setenta». Sólo cuando el visitante muestra interés se anima el hombre, «Fueron desalojados, reasentados a la fuerza», añade ahora. Se les permitía mudarse a nuevos bloques de pisos si trabajaban en fábricas, en el campo o en las minas por un sueldo miserable. Lo llamaban integración, no sólo durante el franquismo
Die Stadt übernahm nach Ende der Franco-Ära den leergefegten, verwahrlosten Barranco und die Höhlen rechtzeitig und verhinderte so, dass sich Wohlhabende hier Villen errichten konnten. Der Panoramablick in die Sierra Nevada, auf Granada – noch über die Alhambra hinweg –, hätte Millionenprofite versprochen. Es ist ein Wunder, dass das nicht geschah. „Wenn wir diese Höhlenwohnungen nicht erhalten, die Geschichten nicht erzählen, dann würden wir nur die Geschichte von Königen und Bischöfen, die der Reichen und Mächtigen kennen. Aber auch arme Menschen haben eine Geschichte“, kommt der Museumseinlasser in Fahrt. Im Sommer spielen sie mitten im „Hof“ der Anlage Theater und natürlich Flamenco.
Die Höhlen sind dezent anschaulich hergerichtet, eine als Wohnung, die nächste als Stall, dann eine Werkstatt, Weberei, Töpferei, eine Schmiede und so weiter, mit Gerätschaften, Alltagsgegenständen. Selbst die hier gezeigte ärmliche Einrichtung erschiene noch zu romantisch, gäben uns nicht alte Schwarz-Weiß-Fotos an den kalkweißen Wänden der wohltemperierten Bauten eine Ahnung von den tatsächlichen Entbehrungen, die das Leben hier bedeuteten: Kein Strom, kein Wasser, keine Zukunft, kilometerlange Märsche auf Felder und zu den Tierherden, endloses Stricken, Flechten, Knoten, Beten, Betteln für ein bisschen Essen. Keine Schule, keine Ärzte für die Kinder. Und doch waren die Höhlen besser als gar nichts, sie waren ein Heim. Die Details kann man kaum beschreiben, man muss sich das anschauen. Täglich von 10 bis 20 Uhr geht das.
Tras el final del franquismo, la ciudad se hizo cargo a tiempo del barranco vacío y descuidado y de las cuevas, impidiendo así que los ricos construyeran villas aquí. La vista panorámica de Sierra Nevada, de Granada -aún con vistas a la Alhambra- habría prometido ganancias millonarias. Es una maravilla que eso no ocurriera. «Si no conserváramos estas casas cueva, si no contáramos las historias, sólo conoceríamos la historia de reyes y obispos, de ricos y poderosos. Pero los pobres también tienen su historia», prosigue el conservador del museo. En verano, hacen teatro y, por supuesto, flamenco en medio del «patio» del complejo.
Las cuevas están discretamente decoradas, una como vivienda, la siguiente como establo, después como taller, tejeduría, alfarería, forja, etc., con herramientas y objetos cotidianos. Incluso el pobre mobiliario que se muestra aquí seguiría pareciendo demasiado romántico, si no fuera por las viejas fotos en blanco y negro que se ven en las paredes blancas como la tiza de los edificios bien decorados y que nos dan una idea de las verdaderas privaciones que significaba la vida aquí: Sin electricidad, sin agua, sin futuro, marchas kilométricas hasta los campos y los rebaños de animales, interminables tejer, trenzar, anudar, rezar, mendigar por un poco de comida. Sin escuela, sin médicos para los niños. Y sin embargo, las cuevas eran mejor que nada, eran un hogar. Es difícil describir los detalles, hay que verlo. Se puede hacer todos los días de 10 a 20 h.
Der Bezug zu den sich verbergenden und fliehenden Morisken blieb ein Teil der Geschichte des Viertels, zusammengefasst und jenseits der Geschichtsklitterungsbücher les- und hörbar im Flamenco. Die Zambra mora, ein adaptierter Maurentanz, ist eine seiner dunkelsten Spielarten: An einem schnarrenden, durchgehenden Generalbass der Flamenco-Gitarre umspielen arabische Harmonik und unverkennbare „Oasen-Rhythmik“ der Berber eine traurige Melodei. Wie eine klingende Azulejo-Kachel von drüben aus der Alhambra, eine mit einem Sprung. Diese Zambra mora konnte nur hier entstehen und zur Zambra gitana werden, hier in Sacromonte, der Endstation Sehnsucht Andalusiens. Wie der Cante jondo, der tiefe, innige Gesang, der die Puristen so entzückt – Lorca war einer davon – und uns Außenstehende meist ratlos lässt.
So versteht man vielleicht etwas besser, was und wie sie hier singen und spielen und dass ausgerechnet jene, die man am meisten verfolgte und ausschloss, die anderen Verlierer der Geschichte zu und in sich aufnahmen. Die Menschen genauso wie deren Melodien und Verse, den Glauben und den wilden Fenchel, die sie am Wegesrand auflasen und die sie bis hierher führten, wo Lorca, bevor er ein Tal weiter von hier erschossen wurde, sie besingen konnte, rührend und spröde zugleich, sie nicht schonend, aber liebend, weil sie nicht besser, aber immer frei waren, so wie er, in seiner Romanze an den Mond, den Mond über Sacromonte.
La referencia a los moriscos escondidos y huidos quedó en la historia del barrio, resumida y legible y audible más allá de los libros de chismes de historia del flamenco. La zambra mora, danza morisca adaptada, es una de sus variedades más oscuras: armonías árabes e inconfundibles «ritmos de oasis» bereberes juegan en torno a una melodía triste sobre un bajo discordante y continuo de la guitarra flamenca. Como un azulejo sonoro de allá en la Alhambra, uno con una grieta. Esta zambra mora sólo podía surgir aquí y convertirse en la zambra gitana, aquí en el Sacromonte, el término de la añoranza en Andalucía. Como el cante jondo, ese cante profundo e íntimo que tanto gusta a los puristas -Lorca era uno de ellos- y que a los forasteros suele dejarnos desorientados.
Así quizás se entienda un poco mejor qué y cómo cantan y tocan aquí, y que de todos los pueblos, los más perseguidos y excluidos, se llevaron a los otros perdedores de la historia hacia y dentro de sí. Tanto el pueblo como sus melodías y sus versos, la fe y el hinojo silvestre que recogieron por el camino y que les condujo hasta aquí, donde Lorca, antes de ser fusilado a un valle de aquí, pudo cantarles, conmovedor y quebradizo a la vez, no escatimándoles, sino amándoles, porque no eran mejores, sino siempre libres, como lo fue él, en su romance a la luna, la luna sobre el Sacromonte.