El aspecto interno de la cueva depende de los gustos y del nivel económico de sus habitantes. El suelo puede ir desde la tierra batida a la solería, pasando por la piedra, el cemento y el ladrillo. Igual ocurre con el remate de los techos, paredes y nichos.
Su uso como vivienda en Granada ha sido tan común que en los años 60 se censaron más de 1500 cuevas o casas-cueva en el Sacromonte. Miles de personas usaban estas viviendas.